En julio de 2024 el Gobierno de la Ciudad inauguró el Parque Costero en Costanera Norte, a la vera del Río de la Plata, un lugar de esparcimiento con pasto, arena y palmeras con el objetivo de «dejar de darle la espalda al río» e «integrarlo a la vida diaria de los porteños».
Los últimos días de altas temperaturas, el calor empujó a las personas a buscar nuevas formas para refrescarse. Fueron varios los ciudadanos que se acercaron a este espacio y aprovecharon para bañarse en el agua. Esto está prohibido dada la contaminación presente por desechos cloacales y residuos industriales.
En fotos tomadas por PERFIL es posible ver como niños y adultos se bañan y juegan en el agua del espacio que forma parte de la Comuna 13, ubicado sobre la Av. Rafael Obligado 6551, al lado del Parque del Vega. El lugar cuenta con una bajada directa y escalonada al Río de la Plata.
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Ordenanzas de diferentes distritos indican que desde 1975 se prohibió el «acceso del público» a la franja costera del Río de la Plata, abarcando desde Tigre hasta San Isidro, Vicente López, la Ciudad de Buenos Aires, Avellaneda y La Plata.
El curso de agua, el cual se forma a partir de la confluencia de los ríos Uruguay y Paraná, principalmente, se trata de un cuerpo de 290 kilómetros de largo y 220 kilómetros de ancho con afluentes de diferentes regiones y, entre otras cosas, basura urbana, desechos cloacales y restos químicos industriales, tratados y sin tratar.
Si bien en 2009, tras un histórico fallo de la Corte Suprema sobre el Riachuelo, también se le ordenó al Estado Nacional y a AySA trabajar sobre el saneamiento del Río de la Plata, el cuerpo de agua aún continúa contaminado. De hecho, el último monitoreo realizado en 2019, sobre los contaminantes y sedimentos del río, indicó que el agua mostró «no ser apta para uso recreativo con contacto directo».
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El último estudio, realizado en conjunto por la Secretaría de Medio Ambiente y la Universidad Tecnológica Nacional (UTN) analizó la calidad del agua por unos 100 kilómetros de costa e indicó que se detectaron diferentes bacterias, enterococos o Escherichia coli, y metales pesados como cromo y plomo.
A raíz de la contaminación, es posible que aquellos que se bañen en el agua experimenten luego vómitos, diarrea, dermatitis, conjuntivitis u otras patologías según el grado de exposición. Tal y como fue el caso de 2024 cuando 85 deportistas resultaron intoxicados tras participar de una competencia de nado en la zona de La Estacada, en el barrio uruguayo de Punta Carretas.
Desde el área de Desarrollo Urbano indicaron a PERFIL que «no hay una contradicción entre un mensaje y el otro» y que «una cosa es acercarse al río, que la Ciudad no le dé la espalda, y otra cosa es meterse en un lugar prohibido».
Según explicó en su momento el Gobierno porteño, el Parque Costero tiene 3 hectáreas de superficie, cuenta con una bajada directa al río y conexión peatonal con los parques Extremo y del Vega, y fue la última obra del proyecto BA Costa, iniciado en 2022, que buscaba «transformar la relación entre los porteños y el agua».
«El proyecto considera la articulación planificada de la silueta costera de la ciudad mediante la recuperación de su paisaje, su camino de sirga pública y el mejoramiento de la accesibilidad. Esto permitirá recomponer la relación del público
con el río«, se detalló.
El Parque Costero fue definido como un «espacio con el carácter de playa pública», complementado con una «defensa costera ante sudestadas de 360 m de extensión con espacios de uso y permanencia, permitiendo a las personas aproximarse al agua de manera gradual».
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«Este espacio público recupera el acercamiento al río para que vuelvan a la vida aquellas viejas imágenes de la costanera sur cuando, a principios del siglo XX, la Ciudad de Buenos Aires mantenía una relación más estrecha con su río», se concluyó.
Se intentó contactar al Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires para obtener una respuesta sobre la falta de control y de bañeros en la zona y al cierre de esta nota no hubo respuesta.
AS/ff