Duelen esas imágenes, de esas que nadie quisiera ver y experimentar. Un episodio de violencia generalizada, que se viralizó por todas las latitudes. El estadio de Independiente se erigió en un epicentro de una especie de batalla campal, que alcanzó grados muy álgidos.
¿Qué pasó? El Libertadores de América se convirtió en el lugar de unos incidentes desaforados, que se configuraron por una gama variada y enorme de accionares violentos entre los simpatizantes chilenos y los locales, que se originaron en la tribuna visitante.
La chispa que encendió los disturbios se produjo en el entretiempo, con el resultado parcial 1-1 de este cotejo de vuelta de una de las llaves de octavos de final de la Copa Conmebol Sudamericana. A raíz de los proyectiles que arrojaron los trasandinos, el árbitro detuvo el juego a los tres minutos del complemento.
Las autoridades policiales, así como los representantes de la entidad continental, tomaron como primera medida un periodo de espera de unos veinte minutos, bajo la intención de lograr la desconcentración de los fanáticos de la Universidad de Chile.
GRAVES INCIDENTES EN LA CANCHA DE INDEPENDIENTE
Empero, la situación continuó candente, con corridas, butacas prendidas fuego, algunos enfrentamientos en las escaleras y los playones, hasta en las calles aledañas. La tragedia alcanzó un estadío sumamente complejo, con una tensión e incertidumbre gigantescas.
Todavía no se conocieron las posibles sanciones, incluso el próximo paso se producirá con el análisis de los acontecimiento por parte del área especializada de la Conmebol. En tanto que tampoco se informaron víctimas de estos inconcebibles incidentes.