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Que aparezcan los pesos sin que el dólar se dispare: la jugada de Caputo para un diciembre distinto

El Banco Central decidió bajar la tasa de interés de referencia aun cuando los pronósticos de inflación no consignan una reducción sensible.

La tasa de referencia para los depósitos a plazo fijo bajó de 35% a 32% anual en tanto que la que le otorga financiamiento a los bancos pasó de 40% a 36%, dando la señal de que el Gobierno intenta que la escasez de pesos no tiña el fin de año.

Una baja 300 puntos básicos, la otra 400 y la primera lectura evidente es que el tándem Luis Caputo-Santiago Bausili está buscando dotar de más liquidez a los bancos, en el caso de que lo necesiten, para encarar un diciembre en el que, como es habitual, crece la demanda de pesos por parte de las empresas y las familias.

Las empresas necesitan más pesos para pagar sueldos, aguinaldos y vacaciones y las familias para celebrar las fiestas de fin de año y prever el veraneo.

En la historia económica reciente, los diciembres llegaban tensionados entre la mayor demanda de pesos, presión sobre la tasa de interés y sobre el dólar blue. En esta oportunidad el resultado es distinto.

Los dólares libres siguen apuntando a la baja y la brecha cambiaria oscila en un nivel sorprendentemente bajo, como es el 7,2% que separa el contado con liquidación (CCL) de $1.090 y el mayorista de $1.016.

La brecha en ese nivel no solo reconfirmó la creencia de que el Gobierno no devaluará (el REM, el relevamiento del Banco Central entre las consultoras, dice que la devaluación respecto del oficial será 2,1% en enero y 1,9% en febrero y marzo) sino que también abrió la expectativa de una unificación de los tipos de cambio a corto plazo.

El ministro Caputo desalentó esa posibilidad basándose en un argumento contundente: las reservas netas del Banco Central se mantienen en el plano negativo (menos US$ 6.000 millones) y como sintetiza Carlos Pérez, director del Fundación Capital, «el escenario sin reservas y sin cepo» sería riesgoso aun cuando los dólares libres estén bajando.

Al Gobierno no se lo nota muy preocupado por levantar el cepo cambiario (el Presidente Milei ya dijo que con él se puede crecer) ni tampoco por mantener las reservas netas negativas a la espera de que un acuerdo con el FMI pueda aportar frescos.

Tampoco parece estar tensionado por el resultado de la cuenta corriente en base caja que viene cinco meses seguidos con déficit sin considerar al dólar «blend» (20% de las exportaciones se liquidan al CCL en el mercado libre y no van a las reservas del Central) que está cobrando un rol especial en la nueva coyuntura.

El último informe de la consultora 1816 sostiene que, «por el peso fuerte, Argentina ya acumula cinco meses seguidos de déficit de cuenta corriente en base caja (aunque sin blend hubiéramos tenido superávit) y se destaca la salida de dólares por consumos con tarjeta en el exterior, que fue en octubre la mayor de la era Milei (el 50% de esos gastos se pagan con dólar MEP).

Por el dólar blend, que el Gobierno defiende a capa y espada para bajar la brecha cambiaria, se liquidan unos US$ 1.300 millones mensuales, una cifra que le vendría bien a las reservas de un Banco Central que ha logrado comprar más de US$ 20.000 millones en el año, pero que se destinaron a pagar compromisos antes que a reducir la negatividad de las reservas netas.

En el entramado de rápidos y furiosos que genera la baja del dólar determinando un encarecimiento acelerado para vivir en la Argentina en términos de dólares (argentinos apurados por comprar pasajes a Brasil o ir de compras a Chile y empresarios muy preocupados por lo que prevén un aumento fuerte de ingreso de productos importados) el Gobierno vive un inicio de diciembre inédito en materia cambiaria.

El pronóstico del ministro Caputo de mediados de julio referido a que «la gente va a tener vender dólares para pagar impuestos» aparece resignificado en que la gente estaría vendiendo dólares ante la creencia firme de que no habrá devaluación pero también, porque la fuerte caída de los ingresos familiares solo se compensa muy tímidamente por la baja de la inflación.

Los bancos temían hasta esta semana que, ante un aumento de la demanda de crédito, le podrían faltar pesos.

Ahora el Banco Central les abrió una ventana de liquidez barata (3% mensual) para encarar un diciembre muy particular.

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