La economía del gobierno de La Libertad Avanza arrojó en este primer año, mejores resultados a los esperados. Incluso entre algunos integrantes del Gobierno y economistas como Ricardo Arriazu que ‘la vieron’ a fines de 2023 y aseveran que el programa hoy marcha por encima de sus expectativas.
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El poder de la política fiscal contractiva, combinado con el saneamiento de los pasivos del Banco Central, un dólar subiendo por debajo de la inflación, una recalibración de la política monetaria a mitad de año y, finalmente, la ayuda del blanqueo, contrarrestaron la retracción de la demanda y generaron un combo expansivo como lo reflejan el crecimiento del tercer trimestre del año y el apoyo en las encuestas a Milei incluso después de un año de gestión y ajuste.
El ímpetu del Presidente con el ajuste fue si se quiere otra novedad política. Y que tuvo consecuencias económicas. “No hay plata” arrancó diciendo en 2024. Y efectivamente no hubo dinero para obras públicas, educación y las jubilaciones. El gasto público primario cayó 30% hasta el momento y esa fue el ancla de la economía.
La contrapartida de esta película fueron sectores y empresas que quedaron en el fondo de la tabla (construcción e industria básicamente). Y personas que vieron caer su ingreso disponible como consecuencia del aumento en el peso de los servicios públicos sobre los salarios.
El plan de Milei de 2024 no resolverá todos los problemas de la Argentina. Pero estabilizó una economía que estaba en zona de descenso directo. Resta por definir reglas clave para saber si finalmente repuntará. Por ejemplo la salida del cepo y la política cambiaria a mediano plazo.
Sin duda 2024 ha sido un año para barajar y dar de nuevo en muchos aspectos.
A continuación, un resumen del primer año de la economía de Milei.
Los resultados
Un relevamiento que hizo la consultora Analytica sobre la base de datos publicados, muestra resultados positivos en los planos de la inflación, fiscal y financiero. Y mixtos para los ingresos de las familias, el consumo y producción. Entre los aspectos más salientes de las principales variables relevadas por Analytica se encuentran:
Financiero
- El último dato de inflación fue 2,7% (octubre). Un año atrás daba 8,3% (en noviembre subió a 12,8%).
- Las reservas brutas en noviembre fueron US$ 30.900 millones. En el mismo mes de 2023 habían sido US$ 21.500 millones.
- Las reservas netas están en -US$ 4.700 millones (noviembre) versus -US$ 10.500 millones de 2023.
- El resultado fiscal financiero (octubre último dato disponible) ha sido 0,5% del PBI versus -2,7%.
- Las expectativas de devaluación para noviembre-enero pasaron de 133,7% en noviembre del año pasado a 7,1% hoy para 2024/2025.
- Los pasivos del BCRA en octubre eran US$ 88.413 millones. El año pasado eran US$ 158.533 millones.
- El M3 privado (una medición técnica de la base monetaria) cayó de US$ 97.627 millones a US$ 79.778 millones.
- La deuda bruta de la administración central subió de US$ 418.019 millones en octubre del año pasado a US$ 462.552 millones (el Gobierno ahí incluyó la deuda que estaba en poder del BCRA).
- El riesgo país bajó de 2.311 puntos a 750 puntos (fines de noviembre).
- Y la brecha cambiaria de 147,6% a 16,2%.
Familias y producción
- El índice de salarios registrado privados cayó 3,7%. El nivel de empleo registrado asalariado bajó 2,7% (unos 160 mil puestos de trabajo).
- El último dato de desocupación dio 7,6% (segundo trimestre del año): el año pasado fue 6,2%.
- La jubilación mínima en pesos de noviembre subió 8,4% (con el bono cayó 2,7%).
- La AUH en pesos de noviembre subió 99% en un año.
- Las cantidades de empresas, los principales índices de producción (IPI, ISAC) y de ventas, muestran variaciones interanuales negativas aunque la mayoría se recuperó mensualmente.
- Las producciones de los sectores energéticos y campo están en verde.
Más datos
- Para el economista Ramiro Castiñeira la economía caerá 2,8% este año, una cifra muy similar al arrastre estadístico que dejó 2023 (-2,8%). Hoy se encuentra apenas más alto que en diciembre de 2023.
- Según la consultora Opinaia en base a datos de la ola de noviembre, la confianza económica en el último mes aumentó siete puntos porcentuales; subió la confianza entre los encuestados de que Milei elimine definitivamente la inflación; 68% de los encuestados cree que el esfuerzo vale la pena cuando se le pregunta sobre el ajuste que lleva adelante del Gobierno (un indicador que mejoró durante el último mes).
La economía de Milei: por qué “bestial”
En marzo de este año el economista y profesor de la Universidad de Harvard, Rafael Di Tella, dijo que el país estaba “en medio de una forma bastante bestial de bajar la inflación”. La inflación por entonces había bajado a 13,2% en febrero, ya menos de lo que muchos habían previsto para esa época del año: habían anticipado que se acumularía cerca de 100% entre diciembre y febrero.
Días atrás, otro economista utilizó el mismo término que Di Tella: “el ajuste que hizo Milei fue bestial”. Fue Ernesto Talvi, uruguayo e investigador principal del Real Instituto Elcano con sede en Madrid.
Talvi explicó en un seminario -que coordinó el economista Guillermo Calvo a quién Milei recibirá en los próximos días-, las similitudes entre la Argentina de diciembre de 2024 y el caso uruguayo a principios de los noventa: inflación alta, déficit fiscal de 5% del PBI, una economía dolarizada y un país sin reservas que necesitaba acudir el FMI para salir del cepo (según cálculos de Talvi la Argentina necesita entre US$ 16.000 millones y US$ 20.000 millones del FMI).
Concretamente, ¿a qué se refirió este economista con el término “bestial”?
A una caída del gasto primario 30% en términos reales, un aumento del dólar oficial de 105,5% (diciembre 2023) y una disminución de la liquidez que le permitió al BCRA comprar reservas y bajar la tasa de interés para disminuir el déficit cuasi fiscal (“la política monetaria fue dramáticamente contractiva”).
Talvi resaltó dos aspectos más de la política de Milei:
-mantener el cepo para hacer viable el crawl del 2% ya que no había reservas.
-la compra de dólares por parte del Banco Central expandió la oferta monetaria, un punto que Milei suele señalar como una autocrítica en su primer año.
Hubo dos momentos de zozobra en la conducción de la política económica a lo largo de 2024. Ambos coincidieron más o menos para la misma fecha.
Uno fue cuando el blue llegó a $ 1.500 en julio, con la consiguiente suba de la brecha y del riesgo país (había bajado a 1.200 p.b. y rebotó a 1.500). El Gobierno recalibró entonces su política monetaria y cambiaria: más intervención a través de bonos y el cierre de todas las canillas de emisión.
El otro episodio ocurrió también a mediados de julio. Sucedió cuando visitaron Buenos Aires dos integrantes del staff del FMI, Luis Cubeddu y Ashvin Ahuja. Rodrigo Valdés, Director del Departamento de Hemisferio Occidental y apartado del caso argentino, ya no vino a Buenos Aires esa vez.
Al FMI le quedó claro que Milei no está dispuesto a inyectar pesos en la economía por medio de la compra de dólares del BCRA. Y menos a ajustar el tipo de cambio como pretende el organismo para corregir el atraso respecto a la inflación acumulada y así subir las chances de acumular reservas. El Presidente teme una espiral inflacionaria.
Para Ignacio Labaqui, analista político, aquel momento de mitad de año fue la demostración de que “la mirada del Gobierno está puesta más en la opinión pública que en el mercado”.
¿Acaso hubo algún momento en que no?
Caputo comunicó a principios de año que la actualización de tarifas mensual de luz y gas desde mayo sería por inflación y salarios pasados.
Luego se postergó a junio.
Entonces se cambió la fórmula: pasó a ajustarse por inflación y salarios futuros.
En julio se suspendió la fórmula.
Desde agosto los aumentos son discrecionales. Según un cálculo del economista Alejandro Einstoss, del IIEP FCE UBA, hasta octubre si la fórmula se hubiese aplicado habría dado un 60% de aumento las tarifas cuando fue 36% para un hogar sin subsidios (N1).
La grieta
Un tema que no pasó desapercibido fue el cruce entre el Gobierno y varios economistas.
El oficialismo criticó a quienes erraron sus pronósticos. Muchos de estos economistas justificaron sus yerros en que esperaban un nuevo salto del dólar oficial después de aquel 105,5% inicial en diciembre. El blanqueo no estaba en el horizonte.
Tampoco la vieron todos los integrantes del Gobierno hay que decir.
Al comienzo de la gestión hubo idas y vueltas por la conducción del Banco Central. Emilio Ocampo, el único funcionario que había sido asegurado por Milei en la campaña, no fue finalmente de la partida.
Milei mostró una conducción de la política económica cerrada y clara respecto a la de sus antecesores. Al menos desde la época de Néstor Kirchner con Roberto Lavagna.
Su discurso pro ajuste fiscal ayudó a Caputo a cumplir el objetivo de equilibrar las cuentas. El Presidente ajusta con ganas y es un mensaje potente dijo Gabriel Rubinstein, ex viceministro de Economía en la gestión de Alberto Fernández. Manda el Presidente pero el respaldo al Ministro de Economía fue decisivo para ejecutar la política fiscal. La disciplina como objetivo de política económica: un caso en recuperación democrática, diría Adolfo Canitrot.
Volviendo hacia atrás, para la concepción de Milei el presidente del BCRA tenía que estar en plena sintonía con Caputo. Entonces llegó Santiago Bausili, ex socio de Caputo. El rompecabezas estaba resuelto.
Pablo Guidotti, otro ex viceministro de Economía (Carlos Menem), en el mismo seminario coordinado por Calvo, dijo que la clave en el primero año de Milei fue aprender de lo que él considera un error que cometió el kirchnerismo.
“La acumulación de violación de contratos de deuda volvió imposible hacer sostenible una deuda a través de una reestructuración ¿Por qué? Porque la reestructuación es una promesa de cumplir contratos de deuda futuros para los cuales en la Argentina ya no tenemos credibilidad”. Y sigue Guidotti: “Es prioridad resolver el problema de los flujos eliminando el deficit fiscal y esta fue la principal lección que aprendió el gobierno de Milei y por eso el artículo 1 del proyecto de Presupuesto plantea como regla fiscal el deficit cero para 2025 y en el futuro”.
Claro que para la Argentina la credibilidad fiscal se consolidará con el tiempo más allá de una ley.
«El engolosamiento frente a resultados positivos es para tener cuidado», dijo Calvo.