Aunque en los últimos meses la inflación mostró una tendencia a la baja, sigue siendo uno de los principales focos de preocupación para la sociedad argentina.
Es por eso que el economista Juan Carlos de Pablo -una voz cercana al presidente Javier Milei- compartió su visión sobre lo que puede ocurrir con los precios luego de las elecciones.
Tras conocerse que el Índice de Precios al Consumidor (IPC) de junio fue de 1,6%, el Gobierno enfrenta un nuevo desafío en julio: la fuerte suba del dólar y el posible traslado a precios.
En una entrevista radial, De Pablo relativizó el impacto de un leve repunte inflacionario: «Una inflación que empieza con 1,5 o 2 no cambia nada desde el punto de vista económico. Con esa tasa es difícil generar sorpresas».
Qué pasará con la inflación después de las elecciones
Algunas consultoras anticipan que será difícil mantener la inflación mensual por debajo del 2% entre julio y octubre, dadas las tensiones cambiarias recientes. Sin embargo, De Pablo fue tajante al ser consultado por esas proyecciones: «Hablá con ellos. Yo no hago pronósticos. El dato básico es que nadie espera que, de acá a después de las elecciones, haya un salto inflacionario«.
«La gente que abre su local lo hace tratando de vender al mismo precio con el que cerró el viernes. Si de golpe entran 40 personas a comprar chombas, va a pensar que algo raro pasa. Pero más allá de eso, no veo a nadie madrugando para remarcar antes de abrir», graficó.
Consultado sobre si la suba del dólar se trasladará a precios, respondió con cautela: «Vamos a ver, nadie está pensando en eso». Y agregó: «No es que ahora los que fijan precios se volvieron buenos. Es que, por ahora, hay que vender«.
IPC en julio 2025: ¿el alza del dólar arruinará la baja de la inflación?
En lo que va de julio, las consultoras que miden los precios de alimentos observan variaciones moderadas, aunque algo por encima de las registradas en junio.
Por caso, LCG midió 0,7% y 0,3% respectivamente en la primera y segunda semana, que es cuando suelen concentrarse los retoques de precios. Su promedio de cuatro semanas está en 1,8%.
Analytica, por su parte, tuvo mediciones similares y pronostica una suba de 1,9% para el nivel general de precios, con la carne otra vez empujando el promedio al alza.
De momento, la mayoría de las consultoras prevén para julio un IPC en torno de 1,8%, aunque la reciente publicación del dato del Indec -y los movimientos del dólar- podrían hacer variar esas previsiones.
Lo que viene para los próximos meses, en todo caso, es un escenario en el que el dólar se mueva más rápido que el IPC. Es una reversión del efecto de atraso cambiario observado a inicios de año, antes de que se levantara el cepo.
La gran duda del mercado es si el gobierno se siente cómodo con esa situación. Su discurso siempre ha hecho hincapié en que el tipo de cambio estable es una de «las tres anclas» -junto con el superávit fiscal y la contracción monetaria- sobre las que se basa el programa económico.
Sin embargo, en sus últimas exposiciones, el ministro Toto Caputo destacó la recuperación de competitividad de la economía, por el hecho de que el peso argentino se devaluó al mismo tiempo que las monedas de los países vecinos se revaluaron.
De hecho, cuando anunció que el Tesoro comenzaría a comprar dólares para acumular reservas, desmintió las acusaciones de que quisiera «planchar» al tipo de cambio. Y expresamente dijo que si el dólar cayera, sería nocivo para sectores cuya competitividad está comprometida, como las economías regionales.
En su comentado discurso del IAE -donde abordó las críticas por el déficit de cuenta corriente– directamente mostró como una virtud del programa argentino el hecho de que el peso haya ido a contracorriente de la región: se devaluó un 12% contra el dólar mientras que el real brasileño se había fortalecido un 8%, el peso mexicano un 7% y el peso colombiano un 6%.